La soberanía digital es la capacidad de las empresas, los individuos o los Estados para actuar de forma autónoma en un mundo interconectado. Además de la competencia digital, el término engloba el control sobre toda la infraestructura digital necesaria para la soberanía tecnológica. Los principales objetivos pueden resumirse como sigue:

  • reducir la dependencia de proveedores y productos individuales
  • garantizar una infraestructura informática segura, operativa y disponible
  • mantener la capacidad de actuar y seguir siendo competitivo en el curso de la digitalización
  • adherirse a todas las normativas de cumplimiento aplicables, en particular la protección de datos

Los datos se recogen, procesan o transmiten en casi todos los procesos digitales. Una parte importante de la soberanía digital es, por tanto, la soberanía de los datos. En los países de la UE, se define de acuerdo con el GDPR:

  • la autodeterminación sobre el almacenamiento, la transferencia y el uso de los propios datos
  • la protección contra el acceso no autorizado por parte de terceros, por ejemplo, autoridades extranjeras y servicios de inteligencia
  • la protección de los datos personales sanitarios, financieros y maestros, por ejemplo, de empleados o clientes

La autonomía de datos significa el poder absoluto de disposición sobre el almacenamiento, la transferencia y el uso de sus datos. Por lo general, esto sólo puede conseguirse con su propia infraestructura informática, ya que la mayoría de los proveedores recopilan determinados datos para personalizar y mejorar sus servicios.

soberanía digital

La soberanía digital presenta ventajas en los siguientes aspectos:

Independencia tecnológica

Para evitar perder el control y ser vulnerables al chantaje, las empresas y los países deberían reducir su dependencia de otros países y de empresas tecnológicas individuales y, en su lugar, desarrollar sus propias alternativas o, al menos, posicionarse más ampliamente para poder elegir entre varias opciones.

Control sobre la infraestructura

Para controlar los flujos de datos y protegerlos de los ataques, necesita una infraestructura digital propia con medidas de seguridad sólidas o servidores dedicados en centros de datos seguros de su región. Debido a los elevados requisitos energéticos y a los costes de construcción de los centros de datos, es necesario invertir a nivel nacional.

Competitividad estratégica

Quienes tienen el control de las tecnologías, los datos y las infraestructuras digitales tienen la llave de la creación de valor del futuro. Al fin y al cabo, la inteligencia artificial, la automatización y los modelos de negocio basados en los datos seguirán dando forma a la economía. Sin soberanía digital, será difícil sobrevivir en la competencia .

Protección de datos y democracia

La protección de los datos personales, la privacidad y los secretos comerciales es de vital importancia para la autodeterminación democrática. Las plataformas digitales influyen cada vez más en los debates sociales, las decisiones políticas e incluso las elecciones. En este sentido, la soberanía digital significa responsabilizar a estas plataformas de su propio sistema de leyes y valores.

Cumplimiento (por ejemplo, cumplimiento del GDPR)

La soberanía digital hace que sea mucho más fácil minimizar los riesgos legales en relación con las normativas de protección de datos. Esto se debe a que suelen exigir transparencia sobre el almacenamiento, la transferencia y el uso de los datos, algo que usted no puede garantizar si entrega los datos.

Los procesos operativos fluidos apenas son posibles sin una infraestructura informática que funcione y que conste de hardware y software. Sin embargo, desarrollar sus propias tecnologías, sistemas y plataformas requiere una enorme inversión y experiencia, lo que significa que los países y empresas más pequeños sólo pueden gestionarlo en cooperación y tienen que depender de socios extranjeros. Por ejemplo, España, Alemania y otros países europeos se han hecho dependientes de EE.UU. durante décadas, no han promovido lo suficiente el desarrollo de sus propias tecnologías y sólo recientemente han empezado a hacer más por su soberanía digital. Como resultado, las empresas europeas tienen pocos proveedores y productos entre los que elegir que sean independientes de los actores extranjeros.

Las empresas suelen estar atadas a proveedores individuales como Google o Microsoft durante mucho tiempo, ya sean servicios de correo electrónico (por ejemplo, Gmail, Outlook), almacenamiento en la nube (por ejemplo, Google Drive, OneDrive) o espacios de trabajo o sistemas operativos completos. Los empleados se acostumbran al software, interiorizan cómo utilizarlo y adaptan sus procesos en consecuencia. Esto provoca el llamado efecto de bloqueo, que dificulta el cambio a otros proveedores o productos y supondría unos costes elevados. Un buen ejemplo de ello es el ecosistema cerrado de Apple, que restringe deliberadamente la compatibilidad con otros dispositivos y sistemas. Una vez introducido, resulta engorroso y caro cambiar.

Estatua de la Libertad con nubes

La tendencia del almacenamiento local a la nube también está garantizando que cada vez más datos se encuentren en centros de datos y, por tanto, en manos de empresas tecnológicas estadounidenses como Microsoft, Apple, Google y Amazon. Los asistentes de IA, actualmente en auge (por ejemplo, ChatGPT, Copilot) también están reenviando solicitudes a sus empresas matrices. Como los datos en estos casos no sólo salen de su empresa, sino a menudo también de la Unión Europea, esto puede violar el GDPR. El flujo global de datos hace más difícil comprender dónde se almacenan los datos en un momento dado y qué leyes de protección de datos se aplican. Esto hace que a las empresas les resulte cada vez más difícil garantizar la protección de los datos de acuerdo con las normativas nacionales e internacionales.

El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que entró en vigor en 2018, es un hito para la soberanía de los datos en la UE. A nivel individual, le otorga el derecho a saber quién utiliza sus datos, con qué fin y cómo se almacenan. Por otro lado, las empresas deben garantizar, por supuesto, la protección de los datos personales (por ejemplo, de empleados o clientes).

En contraste con esto está la Cloud Act – una ley estadounidense de 2018 que permite a las autoridades de EE.UU. intervenir datos en plataformas de empresas tecnológicas estadounidenses, incluso si están almacenados fuera de EE.UU.. Los grandes proveedores como Microsoft, Google y Amazon se ven especialmente afectados. Por lo tanto, si utiliza servicios en la nube de EE.UU., debe ser consciente de que las autoridades estadounidenses tienen acceso a los datos, aunque se encuentren físicamente en Europa. Aquí es precisamente donde se hace evidente la conexión entre la dependencia digital y la soberanía de los datos.

Para respetar el GDPR, se recomienda almacenar y procesar los datos personales con proveedores europeos. Sólo éstos representan una alternativa legalmente conforme a las plataformas de otros países. No obstante, para una soberanía de datos completa, usted necesita su propia infraestructura.

  1. Aclare la residencia de los datos: Determine dónde (en qué país o jurisdicción) desea almacenar sus datos y qué normas de protección de datos se aplican en el lugar elegido.

  2. Desarrolle la gobernanza de los datos: Considere cómo puede recopilar, almacenar y transferir datos de forma legalmente segura. Su gobernanza de datos también debe regular quién está autorizado a ver y procesar qué datos.

  3. Elija la infraestructura adecuada: Elija sistemas y plataformas que le permitan mantener la transparencia y el control sobre sus datos y garantizar el cumplimiento de la normativa.

  4. Formar a los empleados: El cumplimiento no es sólo un reto técnico. Los miembros de su equipo deben conocer y comprender las normas (su gobernanza de datos) para que observen el cumplimiento en todas sus acciones.

  5. Realice auditorías periódicas: Como las leyes de protección de datos cambian y las normas pueden olvidarse, las organizaciones necesitan revisar continuamente el cumplimiento.

La soberanía digital es especialmente importante cuando se trata de datos sensibles que no deben caer en las manos equivocadas. Esto puede abarcar desde los resultados médicos de la consulta de un doctor hasta los planos de construcción de los tanques de una empresa de defensa. Esto resulta aún más claro si se tiene en cuenta que el fallo de los sistemas informáticos puede paralizar empresas enteras. La soberanía digital y la resiliencia digital están, por tanto, estrechamente vinculadas.

La resiliencia digital se refiere a la capacidad de mantener las operaciones empresariales en caso de interrupciones informáticas o de ciberataques o de reanudarlas lo antes posible. Esta resiliencia digital es esencial para estar preparados ante las amenazas, responder a los incidentes y minimizar su impacto.

Un aeropuerto como ejemplo de seguridad informática para infraestructuras críticas

Las empresas de infraestructuras críticas, en particular, deben garantizar la resistencia de sus TI, ya que su fallo supondría riesgos importantes para el funcionamiento de la sociedad. También son el foco de potenciales actos de sabotaje. Por ejemplo, los ciberataques de septiembre de 2025 provocaron el fallo de los sistemas informáticos de varios aeropuertos europeos. Los ataques a la infraestructura informática de hospitales, bancos, centrales eléctricas y empresas de defensa tampoco son ya una rareza. Las áreas de mayor riesgo son

  • Administración pública
  • Sanidad
  • Finanzas
  • Energía y servicios públicos
  • Defensa y armamento
  • Transporte

Su soberanía digital empieza por reconocer las dependencias tecnológicas, sopesar las alternativas y garantizar una infraestructura informática segura. Tres tecnologías están predestinadas a ello:

Con el software de código abierto, el código fuente es de acceso público: normalmente puede utilizar el software a bajo coste o gratuitamente, manejarlo usted mismo y personalizarlo como desee. El uso de tecnologías de código abierto evita el efecto lock-in, es decir, la dependencia de un proveedor, producto o modelo de licencia específicos. Esto permite a las empresas conservar una transparencia y un control totales sobre sus sistemas. Se trata de una ventaja decisiva frente a los sistemas propietarios, en los que se depende de un fabricante, no se conoce el código y, por tanto, se corren riesgos como la fuga oculta de datos y las brechas de seguridad.

Una nube soberana es una forma especial de funcionamiento en nube que garantiza un alto nivel de seguridad, soberanía de los datos y conformidad. Tanto la residencia de los datos como la infraestructura y el proveedor de la nube se encuentran en una región específica para cumplir con las leyes locales de protección de datos, impedir el acceso de actores extranjeros y garantizar que los datos permanezcan en la jurisdicción pertinente. Una nube soberana suele basarse en tecnologías de código abierto y en la interoperabilidad para facilitar el cambio y la integración con otros sistemas. Esto permite evitar una dependencia excesiva del proveedor y establecer una amplia soberanía de los datos.

Con las soluciones in situ, usted opera sus sistemas informáticos en sus propios servidores o incluso en su propio centro de datos. A diferencia de los servicios en la nube de proveedores externos, usted es el propietario de la infraestructura, lo que le proporciona un control directo y físico: Sus datos se almacenan in situ, usted determina el nivel de seguridad y puede aplicar estrictas directrices de cumplimiento y protección de datos. Esto minimiza los riesgos con respecto a las leyes extranjeras (por ejemplo, la Ley de la Nube de EE.UU.) y el acceso no autorizado. Sin embargo, la soberanía de los datos tiene un precio, ya que disponer de su propia infraestructura requiere una inversión considerable y personal experto.

Infraestructura de servidor propia para la soberanía digital

La plataforma sin código SeaTable le permite crear sus propias bases de datos, aplicaciones y procesos automatizados sin ningún conocimiento de programación. Usted es libre de elegir cuánta soberanía digital desea:

  • Con SeaTable Cloud , se beneficiará de la escalabilidad y comodidad de nuestra nube. No necesita infraestructura propia y está listo para funcionar de inmediato. Todos los datos se almacenan en centros de datos alemanes que cumplen con la GDPR.

  • Con SeaTable Dedicated , operamos una nube soberana para usted en servidores dedicados en centros de datos alemanes seguros. Usted determina la configuración de su sistema, pero no necesita su propia infraestructura.

  • Para SeaTable Server necesita su propia infraestructura. Con una instalación in situ, tiene plena soberanía y control de los datos y puede personalizar completamente su sistema según sus necesidades.

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La transformación digital avanza rápidamente, con la inteligencia artificial, la automatización y la informática cuántica. Pero cuanto más determina la digitalización nuestra vida cotidiana, más importante resulta quién tiene el control sobre estas tecnologías. Sin soberanía digital, las empresas y los Estados ponen en peligro su capacidad para competir y actuar a largo plazo. Por eso no deben renunciar al control de las TI y los datos y contribuir activamente a dar forma a la transformación digital.

¿Qué es la soberanía digital?

La soberanía digital describe la capacidad de las empresas, los individuos o los Estados para actuar de forma autónoma en un mundo interconectado. Un requisito previo para ello es la independencia tecnológica de las grandes empresas individuales y de otros estados.

¿Cuál es la diferencia entre soberanía digital y soberanía de datos?

La soberanía de los datos es una subárea de la soberanía digital y se centra específicamente en la autodeterminación sobre los propios datos.

¿Es buena la soberanía digital para el cumplimiento?

Sí, la soberanía digital es a menudo un requisito previo para poder cumplir con los requisitos legales. Por ejemplo, el GDPR exige a las empresas de los Estados miembros de la UE que proporcionen información transparente sobre el almacenamiento, la transferencia y el tratamiento de los datos personales. Sin embargo, esto no es posible si usted no tiene control sobre los datos porque los subcontrata a proveedores estadounidenses, por ejemplo.

¿Cómo se relacionan la residencia de datos y la soberanía de datos?

La residencia de los datos es el término técnico que designa el lugar donde se almacenan los datos. Esto es decisivo para la jurisdicción a la que están sujetos los datos. Sin embargo, también depende del origen del proveedor: El hecho de que almacenen los datos en su jurisdicción no significa que usted tenga el control sobre ellos. Por ejemplo, si utiliza una nube estadounidense con servidores en la UE, las autoridades y los servicios de inteligencia estadounidenses podrán seguir accediendo a los datos. Sólo puede conseguir una verdadera soberanía de los datos con proveedores de su región o con su propia infraestructura.

¿En qué ámbitos es especialmente importante la soberanía digital?

La soberanía digital es esencial en los ámbitos que pertenecen a las infraestructuras críticas o que trabajan con datos especialmente dignos de protección. Entre ellos se encuentran la administración pública, el sector financiero, la industria de defensa y la sanidad.

TAGS: Seguridad Informática Y Privacidad De Datos Transformación Digital Sector Público